Cada año, millones de mariposas monarca (Danaus plexippus) emprenden un viaje de hasta tres meses, recorriendo entre 2,000 y 4,500 km desde Canadá y Estados Unidos hasta los bosques templados del centro de México.

En su travesía por Hidalgo, visitan lugares como el Parque Nacional Los Mármoles, el Parque Nacional Mineral del Chico, el Parque Nacional Tula y la Reserva de la Biosfera de la Barranca de Metztitlán.

Erika Ortigoza Vázquez, titular de la Comisión Estatal de Biodiversidad de Hidalgo (COESBIOH), está trabajando en el proyecto “Rescate del Corredor Hidalguense de la Mariposa Monarca” con el objetivo de reconocer a Hidalgo como un estado “Monarca”.

La implementación de acciones no solo protege a esta especie emblemática, sino que también resguarda un importante patrimonio biocultural que beneficia a los ecosistemas, a la biodiversidad y a las comunidades locales, facilitando así un mayor entendimiento y aprecio por la riqueza de nuestro estado, externó.

Además, subrayó el compromiso de las y los hidalguenses en la conservación de los ecosistemas donde habitan estas mariposas, especialmente los bosques templados, esenciales para su hibernación. 

Estas áreas no solo son vitales para las monarcas, sino también para muchas otras especies de polinizadores, añadió la titular de la Comisión. 

Hidalgo ocupa el onceavo lugar en riqueza de especies de mariposas, con 431 mariposas diurnas para el estado, lo que representa el 26% de la diversidad nacional. De estas, 44 especies son endémicas de la entidad.

Las mariposas monarca desempeñan un papel importante en la polinización, lo que favorece la reproducción de diversas plantas nativas; esto conlleva a mantener en buen estado los ecosistemas que impactan en la salud no sólo de animales y plantas, sino también del ser humano.  

Su ciclo de vida dura aproximadamente 25 días y comienza con el apareamiento y la puesta de huevos en las hojas de las plantas conocidas como algodoncillo (Asclepias spp.), donde después de desarrollarse entre 3 y 4 días surge la oruga. 

En este estado, el individuo presenta una coloración blanca con rayas amarillas y se alimenta de las hojas de la planta para almacenar energía y masa corporal durante 14 días. 

Durante los últimos días de su estado larvario deja de comer y comienza la formación de un capullo que construye con su seda, en la que comienza la metamorfosis en mariposa, poco a poco la capa de la crisálida se vuelve transparente y las alas de la mariposa se vuelve visibles, finalmente la mariposa emerge y emprende el vuelo. 

Estas mariposas presentan dimorfismo sexual, distinguiendo a machos de hembras por que los primeros presentan un punto negro en los dos segmentos posteriores de las alas. 

Otro aspecto importante de las alas es que sus colores son llamativos porque son aposemáticos, es decir que sirven de advertencia para ahuyentar a sus depredadores indicando que las especies son tóxicas o tienen un sabor desagradable para ellos, permitiéndoles completar su migración.  

A pesar de su gran importancia, las mariposas monarca enfrentan diversas amenazas, entre las cuales se encuentran la urbanización, la agricultura intensiva, la tala ilegal de bosques, el uso de pesticidas, el cambio climático, la introducción de especies exóticas invasoras y la contaminación del agua, aire y suelo. 

Para contrarrestar esta problemática, la COESBIOH ha implementado una serie de acciones enfocadas a la conservación de la especie, estas incluyen la creación de jardines para polinizadores, oasis urbanos y huertos para polinizadores.

Además, se avanza en el proyecto “Migración de la Mariposa Monarca (Danaus plexippus)”, una iniciativa clave para preservar su corredor migratorio en el estado. El proyecto incluye la reforestación con plantas nativas, monitoreo de poblaciones, educación ambiental, difusión de su importancia y la creación de alianzas estratégicas con pueblos originarios, asociaciones, investigadores y gobierno para proteger esta especie.