Tedros Adhanom, director de la Organización Mundial de la Salud, anunció que el Comité de Emergencia aconsejó declarar el actual brote de mpox como una emergencia de salud ante el aumento de casos, pues consideró que «una respuesta internacional coordinada es esencial para detener estos brotes y así poder salvar vidas».

El continente africano ya llevaba semanas en alerta por la expansión de una variante más letal de esta enfermedad, partiendo de la República Democrática del Congo (RDC), donde la viruela del mono ha sido históricamente endémica en 11 de sus 26 provincias (sobre todo en zonas rurales).

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El aumento de casos en los últimos dos años llevó al Gobierno de RDC a declarar un brote en diciembre de 2022, con 22 provincias afectadas.

A finales de julio, Kenia y Uganda informaron de tres casos, algo que encendió las alarmas por la llegada en esta época de miles de viajeros internacionales al este de África.

La secuenciación de los virus en estos países determinó que se trataba de una variante que solo se había detectado antes en RDC, y que resulta más letal que la que causó el brote a nivel mundial de 2022, según la prestigiosa revista científica Science. Países limítrofes con RDC como Burundi, República Centroafricana y Ruanda también han comunicado casos de mpox en los últimos días.

Aunque a menudo se presenta como una enfermedad leve, con síntomas como fiebre, dolores musculares y lesiones en la piel, si no se trata puede resultar mortal.

Los niños sufren más riesgo que los adultos de contraer mpox, según la OMS un 70% de los casos de RDC se han dado en menores de 15 años, y un 39% en menores de cinco años, y, en el país centroafricano, tienen casi cuatro veces más probabilidades de morir por la viruela del mono que los adultos. De las muertes notificadas hasta mayo de este año, el 62% tenían menos de cinco años.